Perlas

¿De dónde salen las perlas?

¿Qué es una perla?

Una perla es el objeto que producen ciertos moluscos al introducirse en ellos una partícula extraña. Están formadas de carbonato de calcio (principalmente aragonita o una mezcla del mismo con calcita) en forma cristalina diminuta que se ha depositado alrededor de la partícula introducida. El brillo perlado típico, es el resultado de la sobreposición de aragonite y conquiolina que se ubican cerca de la superficie de la perla. Esta formación es la causante de las interferencias de la luz y de los colores iridiscentes de la superficie, llamado oriente.

Tipos de perlas

En función de dónde salen las perlas y de cómo se forman existen dos grupos principales:

Perlas naturales

Son las producidas por un molusco como acción defensiva a causa de la intrusión de un cuerpo extraño. Son opacas y pueden presentar infinidad de formas y colores. Están hechas de un material delicado porque su estructura está formada por materia orgánica y agua. En su formación no participa ninguna actuación del hombre.

Perlas cultivadas

Se forman de la misma manera por lo moluscos, pero con la diferencia de que se introduce de forma manual un núcleo en un molusco para que éste empiece a segregar nácar. Actualmente casi todas las perlas que se comercializan son cultivadas. Las perlas cultivadas se evalúan dependiendo de factores de calidad como el lustre, el estado de la superficie, la forma, el color y el tamaño.

Cómo se limpian las perlas

Debido a de dónde salen las perlas el exterior de las perlas naturales o cultivadas está formado por capas de nácar, una materia orgánica, por eso, para que no “mueran”, es decir, no se pongan mates, ni se agrieten o pierdan capas de nácar se ha de seguir algunos consejos. Hasta ahora, devolver el oriente a una perla que lo ha perdido es imposible, así que con los cuidados adecuados podemos conservarlas perfectas durante mucho tiempo.

La mayoría de los collares de perlas naturales o cultivadas están enfilados con nudos, esto se hace para que si se rompe el collar, no se caigan todas las perlas y para que las perlas no se rocen entre sí. Si tenemos un collar de perlas es importante prestar atención al nudo, y si lo vemos muy gastado o sucio, es mejor cambiarlo y volver a enfilarlas.

Intenta guardar las perlas en bolsitas o cajas separadas de otras joyas para evitar que se rocen, y que este estuche tenga un interior suave y permita la transpiración, como la seda, el algodón o el terciopelo, por ejemplo. No las guardes en bolsas o cajas de plástico.

Intenta ponerte los collares y pendienntes de perlas después de aplicarte perfumes o cremas para que no entren en contacto con productos agresivos.

Intenta limpiarlas después de su uso con un paño suave húmedo, preferiblemente de algodón, nunca utilices cepillos de plástico o con cerdas duras.

El hilo para enfilar las perlas normalmente es de seda por lo que evita mojarlas o sumergirlas en agua.

Evita cambios bruscos de temperatura y por supuesto, los productos químicos o demasiado agresivos como el amoníaco o el vinagre. Los productos que se utilizan en joyería para limpiar la plata y el oro, o los baños químicos por electrolisis estropean las perlas, por eso antes de hacer nada de esto, hay que sacar la perla de su montura.